Vivo. Vivo de mis sueños y de las respuestas que creo que
voy a encontrar en ellos. Vivo dormida,
aletargada, porque en el mundo hay demasiada belleza para alguien tan humana. Vivo.
A veces el día y a veces de noche. Vivo por el miedo a morir, no moriré con
miedo a la vida, eso seguro. Vivo, por cada lágrima que derramé y cada sonrisa
que esbozo. Por levantarme del suelo tras caer en el pozo. Vivo, porque mis
sueños algún día se hagan realidad, por quitarme la venda y llegar a conocer la
verdad. Vivo cada día, aunque haya días que sienta que muero. Vivo aunque sepa
que eso me llevará al agujero. Vivo por lo bueno, lucho por cambiar lo malo.
Vivo cada día como si fuera un regalo. Qué más quisiera. Vivo encadenada a una
rutina que me asfixia, rodeada de miradas que me acusan, rodeada de envidia y
avaricia. Vivo porque le debo algo más a la persona que dio su vida por mí.
Vivo porque aunque no lo demuestre, en el fondo sé que le debo la vida. Porque
ella lo dio todo por mí algún día, aunque haya tirado la toalla. Vivo porque
todavía hay gente que dice mucho cuando calla. Vivo por los que me señalaron con
un dedo y se rieron de mí. Vivo porque mi único objetivo es ser feliz. Todo por
una sonrisa, todo por un sueño que quizás nunca llegue a realizar del todo. Por
soñar despierta y vivir un sueño cada día más incómodo. Porque llegue un día en que mi vida deje de
ser un monólogo. Vivo porque hay gente a la que un día le importé. Gente que
decidió que merecía la pena apostar por mí, aunque ya no estén. Vivo porque hay
gente que vive muriendo, y que mueren sin haber vivido. Por esas personas que
han caído en el olvido. Porque la muerte es fácil, y la vida es un reto. Porque
quiero ser feliz, feliz algún día, feliz por completo. Vivo tratando de no
pisar a nadie. Escuchando el silencio que dejé cuando callé. Y si me caigo
mientras vivo, lucharé por levantarme. Y si no es contigo, que sea sola, pero
no será en balde. Pero a veces, solo a veces, quizá más que sólo a veces,
muero.
Muero. Y muero cada día al ver la soledad que reina entre personas
que se peinan para aparentar que son perfectas. Muero por el odio que respiro,
por la contaminación que hemos creado, y el egocentrismo en el que hemos
crecido. Muero al mirar atrás y ver la gente que perdí, esas personas que
fueron algo y simplemente, no volví a ver junto a mí. Por todas las personas
que me dedicaron una sonrisa y se rieron con mi risa y sufrieron cuando yo
estaba en la cornisa. Muero por la prisa que mueve este mundo, por los relojes
que hacen más ruido que todos nuestros latidos juntos. Por todos aquellos que siempre
llegan tarde, pero muero aún más por todos los que correrán en balde. Muero
cada segundo cada día y cada instante por la gente que se sube a los hombros de
otro y se creen importantes, que se pisan para llegar alto, y acaban tirándose
por la cornisa, muero por la caída en el asfalto. Muero por aquellos que
tiraron la toalla y por todo aquel que no reunió agallas para elevar la cabeza.
Muero por todos aquellos que viven con la certeza de que lo único importante es
lo que tienes y no lo que dejas. Muero, porque vivo esperando la muerte y el
día que vuelva a verte esperaré otra vez perderte, esa es mi condena. Vivo con
miedo, muero cobarde y sola. Muero cada vez que me dices hola, y ni me miras.
Nada importa. Eso decían. Pero todo importa en este mundo, nadie sabe qué rumbo
tomar porque vivimos aislados, haciendo bulto. Muero por no ser quien quiero
ser, por vivir en un eterno ajedrez, sintiéndome un peón de su juego. Muero por ser joven y querer ser vieja, muero
por ser vieja y querer ser niña, pero no me dejan.
Viviré hasta que muera y después espero seguir viva dentro
de toda la gente que un día conocía. Moriré con la cabeza alta y sin lamentar
ni un paso dado, sabiendo que mi vida no la manejaron vuestros sucios dados. No quiero ser
perfecta en este mundo de cuerdos, quiero ser una loca con las ideas claras y
unos bonitos recuerdos. Y si muero mañana espero que al menos mi ejemplo haya
ayudado, y que te levantes de ese sillón tan cómodo, vago. Quiero que mires a
las estrellas y no al suelo. Que andes buscando sueños, y no consuelo. Que mires
hacia arriba buscando estrellas fugaces, que mires al cielo, y nunca agaches la
cabeza al suelo buscando dinero. Lo importante no se ve, solo se siente. Así que
cierra los ojos y nunca te dejes arrastrar por la corriente. Porque aunque todo
parezca estar perdido y tu estés tirado en tu habitación llorando, seguro que
hay alguien que te está esperando. Ama como si no hubiera un mañana. Vive como
si la vida se fuera a ir con el final de la semana. No cometas errores tontos,
no seas impulsivo. Piensa con la cabeza, y no con el ombligo. Llora si lo necesitas, ríe siempre que puedas. lucha por tener voz propia, y no apuestes tu vida a una moneda. Si nos quitan la voz, no nos queda nada. Aunque en el mundo que vivimos importa más la imagen que las palabras. Y es triste que tengamos que vivir siempre con miedo, fingiedo ser perfectos cuando nunca lo seremos. Cuanto más maquillaje más complejos, al final todos somos payason sin maquillaje, aunque nos negemos a verlo. Marionetas manejadas por modas, por tendencias, por olas, por masas de gente, por masas de gente boba. Parecemos ovejas, al redil sin rechistar. Pues yo no pienso pasar la vida viéndola pasar. La inocencia es un regalo, la ignorancia es un crímen, no contra otros, sino contra ti, es asesinar lo que nos hizo libres. Por favor, piensa, nunca cierres puertas, si quieres dale la espalda a lo que te hace daño, pero no te mientas: jamás serás perfecta, jamás serás feliz del todo, pero si quieres seguir ciega, no me preguntes por qué lloro.
Vivo porque no sé qué me espera ahí fuera, porque soy solo
una niña a la que le gustan las risas y está cansada de penas. Vivo por salir
de esta quimera, por dejar de rezar por alguien que no existe, y empezar a
creer en mi propia calavera. Por creer en uno mismo cuando el mundo se vaya a
la mierda y dejar de confiar en cruces de madera. Porque si perdemos la
confianza en nosotros mismos depositándola en otros, acabaremos siendo presos
de esas viejas fotos. Porque vivir con miedo es morir despacio. Cree en ti
mismo y deja de pensar en vicios, lujos y palacios. Deja algo de espacio al corazón, los sentimientos no se compran con dinero, tampoco la razón. Muero por vivir con miedo a decir lo que pienso. Muero cada vez que me miras mal por lo que llevo puesto. Muero porque no puedes vivir sin dinero, sin criticar lo que yo espero, sin querer lo que yo quiero, ni retenerlo. Viví creyendo en que mañana amaneciera, en
que la vida vale la pena y yo no soy una sirena, si continúo en este mar de
lágrimas, acabaré ahogada en mi pecera. Eso no es lo que quiero, quién sabe si
es lo que me espera.