lunes, 23 de septiembre de 2013

Como el gato y el perro...


A veces fallo, sabes, no soy perfecta, querías que escribiera sobre ti y aquí están las letras, tantos detalles tantas historias y tantos recuerdos que no quiero que acaben en la basura como muchos de ellos. Y me preguntas que si quiero irme contigo, por supuesto, a quien no le gusta perder la cabeza en un momento, a quien no le gusta que le digan cosas bonitas, lo siento por las cicatrices, por si pican. Yo nunca quise hacerte daño, nunca fui perfecta, tal vez sea una borde o una cría, pero estoy cuerda y se lo que hay se por lo que me levanto cada día y lo que tengo que defender con dientes y uñas todavía. Nunca he cambiado, tal vez me volví escéptica, quien sabe. Cerré mi corazón, pero tu encontraste la llave y no quiero que me odies por esto, por tratar de ser yo misma y no hacer caso al resto. Sabes que he confiado en ti más que en ninguno, y mira que lo detesto, yo con mi mierda, ya lo sabes, nadie es perfecto, pero déjame al menos darte una explicación, pedirte perdón, este corazón roto no quiere un adiós. Y quizás no lo entiendas, ya me quité la venda. Demasiado madura para mi edad, y no sabes lo que pesa. Quizás no me busque la comida, pero he vivido sin amigos y me ha dado la espalda hasta mi familia. Quizás fue un error, elegí mal las palabras, no soy yo, eres tu, me descolocas cuando ladras, cuando me prometes libertad y una nueva vida… al final haces que odie la mia. Y se que esto no sirve de nada, a veces quiero que te rindas, porque creo que necesitas a alguien, y no soy yo misma. Yo ya estoy amaestrada, domesticada y dócil, lo siento, nunca te lo he puesto fácil. Perdóname por no responderte, no sabes el daño que hace no poder decirte que quiero verte, no poder hablarte a la cara por miedo a perder el control, por miedo a equivocarme y tener que decir adiós. Se que me odias y es normal, yo también lo haría, solo soy una niñata que dice tonterías. Pero quizás no entiendas lo que en mi provocas, es un caos cuando se juntan un loco y una loca. Joder, seguro que te ries leyendo esto, pero es que no merezco la pena, si es que no merezco ni un gesto. Quizá sea lo mejor, que sigas por tu lado. Lo siento por no aceptar tu regalo. Si es que no tengo palabras, como siempre. Si es que es hablar contigo y tengo que susurrar entre dientes. Pero es que apenas te conozco y no se ni como hablarte… solo intenté ser yo misma, lo siento por molestarte.
 
 
En el fondo sabes que siempre has sido mi punto débil.

Dibujando sueños en tu espalda.

 
Quieres que te cuente por qué escribo.
Piensas que vas a conocerme sin dejar de mirar tu ombligo.
Pretendes entenderme sin mediar palabra.
A veces la puerta no se abre con un abracadabra.
Dejé de odiar el día que aprendí lo que era el odio, que al final solo desgasta, como el lápiz el folio. Que al final solo hace daño al que lo usa, y que nunca ha sido un arma, más bien es una excusa.
Aprendí que el odio al amor era más bien rabia, de la gente que no entiende cómo se puede hablar sin palabras, de la gente que se ha cansado de buscar medias naranjas y solo busca tangas debajo de las faldas.
Soñé que me moría y desperté sin saber si era cierto, si quizás había llegado a vivir algún día. Seguí llorando cada día por dentro, porque es mi imaginación la que no me deja tragar mentiras.
La gente falsa, a patadas, la gente buena a ostias con el mundo por tratar de hacerlo un lugar más culto. Porque si hay algo que mata personas es no saber, y la ignorancia del quererse defender sin entender palabra. Ya nadie habla, ya nadie ama, la gente solo se junta para ocupar el otro lado de la cama. Para no sentirse solos cuando llegan a casa, y claro, un perro a veces cansa.
Tantos divorcios, tantos cuernos, tanta venganza, y total para que, al final lloré más yo que él. Y es que hemos aprendido a vivir sin normas morales, con cuentos sin finales, sin metas ni puertas, solo bozales.
Acaso crees que me conoces, y qué sabes de mí, que un día fui feliz y que ya no puedo volver allí. Ya no soy la niña a la que impresionabas con palabras, ahora soy la mujer que te muerde si le ladras.
Me dicen que soy infantil, nunca me llamaron inmadura. Si no entiendes la diferencia, necesitas ayuda. La vida se compone de las cosas que nos hacen felices, de los delices, de los caminos y de nuestras cicatrices.
Que hace tiempo que no escribo es un hecho, y es que ya no puedo soportar este yunque en el pecho. Y es ya apenas consigo respirar y defenderme, tanta gente atacando sin saber que es lo que sienten.
Nunca dejé de ser yo misma aunque dejé de ser cualquiera, gente que me conoce de toda la vida me dice que he cambiado, qué más quisiera. Le gente no cambia la gente madura, no puedes odiar a una niña por querer resolver sus dudas.
La ignorancia es lo que hace que me llaméis zorra a las espaldas, que la gente crea en Dios, que sigamos necesitando armas. La ignorancia es lo que hace que tengamos miedo, la ignorancia es lo que te impide separar los pies del suelo.
Deja de gritar que nadie te escucha, tu no aprendiste en la calle, aprendiste en la ducha. No te quejes tanto, la vida da siempre decepciones, no queda Tipex para tantos errores.
Las calles llenas de falsos, ya ni se ven las estrellas, o quizás sí pero ya nadie se fija en ellas. O quizás no, por la cantidad de mierda en el aire. ¿Contaminación? No, creo que se llaman cobardes.