No necesito que me autorices ni analices mi vida
desde las raíces y trepando por mis ruinas.
La vida nos da lecciones porque somos aprendices,
amantes de deslices, de matices y mentiras.
Creo en tu mirada más que en lo que dices o callas.
A pesar de los ojos empapados, no tiro la toalla.
Si el fin en esta vida es ser felices aprende de tus cicatrices.
Hay lecciones que no se aprenden hasta que el corazón estalla.
La belleza
de cada detalle, el silencio de lo que callé,
el murmullo de la calle, las explicaciones que
te negué.
Salidas de
emergencia a los cristales de tus ojos.
Sentir la
urgencia al ver mi corazón en números rojos.
El deseo de
una lluvia de verano,
la
impotencia de la caída de un hermano.
Tú solo
agarra mi mano,
aférrate a lo
bueno y olvida lo malo.
Si tú sufres
yo sufro también,
por empatía,
por amor, a veces no los distingo bien.
La pregunta
puede que no sea qué, sino quién.
La respuesta
puede que esté en tu corazón y no en tu sien.
Recuerdos
del abrazo que nunca me diste.
Promesas que
nunca cumpliste.
Hoy todo me
suena a chiste.
Dime por qué me perdiste,
porque no puedes admitir que nunca
fuimos, solo fuiste.
Al final nada salió como dijiste.
Píntate los
ojos, la cara, los labios, las uñas y el pelo,
pero tu vida no saldrá del
blanco y negro.
Viviendo en una eterna escala de grises,
con sus
sombras y matices,
sus
disfraces y sus finales sin perdices.
Viendo como
el tren se marcha y no puedo reaccionar.
Me sentaré
en el andén a verlo marchar.
A estas
alturas solo me importa una cosa, el paracaídas.
No he
llegado hasta aquí para acabar con un acto suicida.
No me mires
de ese modo, no me observes, no me midas.
No calcules
mis movimientos, no pienso vivir a tu medida.
No necesito que me autorices ni analices mi vida
desde las raíces y trepando por mis ruinas.
La vida nos da lecciones porque somos aprendices,
amantes de deslices, de matices y mentiras.
Creo en tu mirada más que en lo que dices o callas.
A pesar de los ojos empapados, no tiro la toalla.
Si el fin en esta vida es ser felices aprende de tus cicatrices.
Hay lecciones que no se aprenden hasta que el corazón estalla.
Sigo siendo
yo desde que empecé con esto,
doce años
honestos escribiendo textos y rellenando cuadernos.
Y todavía me
da vergüenza admitir que esta mierda es mía,
y que sí,
escribía cuando no dormía.
Quisiera
vivir a lápiz para poder borrar mis errores,
corregir
aquellas elecciones que pudieron ser mejores.
Aquellos
fallos que se convirtieron en lastres.
Aquellas relaciones
predestinadas al desastre.
Tú tan
sastre de sonrisas, yo tan Joker de la vida.
Tú cosiendo,
yo rajando.
Nunca
encajaremos en la misma partida.
Tú tan
perfeccionista y yo tan aleatorio.
Tú tan boda,
yo tan velatorio.
Tú y tus
decisiones, yo y un millón de cicatrices
Tú con tus
maestros, yo y mis aprendices.
Quieres que
te cuente lo que siento y lo que pienso,
pero si
fuera sincera para echar a correr te faltaría tiempo.
No soy
aquello que buscabas para no dormir,
pero tienes
que aprender a vivir sin mí.
Jamás me
perdiste porque nunca fui de tu propiedad.
Simplemente
compartía mi tiempo contigo porque me veía capaz
de aceptarte
a ti como me acepté a mí misma,
de verte
reflejado en mí, como la luz de un prisma.
Deja de
preocuparte por mí, no importa.
Cuando la
muerte venga da igual lo que pase, la vida habrá sido corta.
No te
preocupes por esta idiota,
si sus
palabras no lo hicieron, tu cuchillo no seccionará mi arteria ahorta.
Loca, como
siempre, y más que nunca, lo confieso.
Yo soy a la
locura lo que un hueso al sabueso.
No intentes
comprenderme, es el error más común,
pensar que
tengo sentido común y que puedes entenderme.
Nunca debiste quererme, no me merecía flores,
pero he de
admitir que me merezco enemigos peores.
No llores
por errores que ya nadie puede cambiar,
tú sigue
mirando al cielo, aunque ya pasó nuestra estrella fugaz.
Y sí, rehice
mi vida, te jode y no lo asimilas.
Te duele
saber que estoy mejor ahora de lo que lo estuve en la vida.
Tú jamás
entenderás como de la noche a la mañana me fui.
Pero yo
tampoco entiendo por qué sigues ahí.
Dicen que
intentas comprenderme, que quieres ayudarme.
Jamás serás
la mano que agarre al caerme.
Dicen que no
debo confiar en ti y que no me fie de tus palabras,
que eres
como un perro, o muerdes o ladras.
Me trabajé
la tierra del País de las Maravillas con esmero,
esperando
que llegue el 1 de enero.
Esperando empezar
de nuevo, empezar de cero.
Labré la
tierra desde las raíces, con todos sus matices, pero aún espero.
Y nada ocurre, el trabajo no obtiene
recompensa.
Me dejé la
espalda, el corazón y las manos, bajo la solana intensa.
Nada. Nada.
Que el que nada no se ahoga.
Y no sé por
qué a las locas nos gustan tan poco las
sogas…
No necesito
que me autorices ni analices mi vida
desde las
raíces y trepando por mis ruinas.
La vida nos
da lecciones porque somos aprendices,
amantes de deslices,
de matices y mentiras.
Creo en tu
mirada más que en lo que dices o callas.
A pesar de
los ojos empapados, no tiro la toalla.
Si el fin en
esta vida es ser felices aprende de tus cicatrices.
Hay
lecciones que no se aprenden hasta que el corazón estalla.
"Si vas a hacer una montaña de cadáveres al menos hazlo de manera que llegues al cielo" Trono de Sangre.
"¡1000 puntos!¡Es para morirse de risa! ¡Volvemos a casa con el carro blindado, hemos ganado!" La vida es bella.
"Odio como me hablas y también tu aspecto. No soporto que lleves mi coche ni que me mires así. aborrezco esas botas que llevas y que leas mi pensamiento. Me repugna tanto lo que siento que hasta me sale la rima. Odio que me mientas y que tengas razón. Odio que alegres mi corazón, pero aún más que me hagas llorar. Odio no tenerte cerca y que no me hayas llamado, pero sobretodo odio no poder odiarte porque no te odio ni siquiera un poco, nada en absoluto." Diez razones para odiarte.
"Si vas a hacer una montaña de cadáveres al menos hazlo de manera que llegues al cielo" Trono de Sangre.
"¡1000 puntos!¡Es para morirse de risa! ¡Volvemos a casa con el carro blindado, hemos ganado!" La vida es bella.
"Odio como me hablas y también tu aspecto. No soporto que lleves mi coche ni que me mires así. aborrezco esas botas que llevas y que leas mi pensamiento. Me repugna tanto lo que siento que hasta me sale la rima. Odio que me mientas y que tengas razón. Odio que alegres mi corazón, pero aún más que me hagas llorar. Odio no tenerte cerca y que no me hayas llamado, pero sobretodo odio no poder odiarte porque no te odio ni siquiera un poco, nada en absoluto." Diez razones para odiarte.