martes, 11 de diciembre de 2012

Juramientos. (Borrador)


Deberíamos dejar de preocuparnos por el tiempo y su tic tac, 
por el mundo y su Big Bang, por la mente o el cuerpo. 
Dejar de mirar atrás, parar de suspirar 
pensando que una vez fuimos perfectos. 
Deja que te diga lo que pienso, lo que escribo, lo que narro y lo que vivo, 
lo que en sueños me persigue y las pesadillas que me siguen… cuando no estoy dormido, 
por los sueños de madrugada, mis lágrimas almacenadas en la almohada y lo nunca fuimos.
Deja que coja aliento, que respire en este cemento que no para de asfixiarme por dentro. 
A veces solo siento que las sonrisas van por dentro 
y que cualquiera que lo niegue es que nunca ha tratado de llorar sin ser descubierto.
Nuestras partidas de ajedrez, nuestro mundo dando vueltas, 
ya no se si nos falta un tornillo o una tuerca. 
La gente ya no es solo ignorante, la gente es terca. 
Dispárame si quieres, pero nunca acertarás, porque nunca estás cerca.
Dando la vuelta a los problemas como si fueran monedas, 
apostarte la vida a cara o cruz es lo que te queda. 
Nunca me niegues que vivir cuesta. 
Cada día un peldaño más en esta escalera, y ya apesta.
Que te apuestas a que puedo ganarte cerrando los ojos. 
Las cosas complicadas dejaron de ser cerrojos 
cuando dejé de matar moscas a cañonazos. 
No es agradable ver mi mente echa pedazos.
Nada que decir, nada que hacer, 
nada por apostar, todo está por ver, déjame creer 
que algún día estarás tras esa puerta, 
esperando que te grite desde dentro que está abierta. 
Aparentemente miente pero no seas inocente: 
una sonrisa se ve en los ojos, no es los dientes.
Puedes ser un Joker con los labios, pero no con el corazón. 
Aquí nadie sonríe sin razón, o se arrepiente.
Cometimos errores, 
pero creo que el mayor de mis aciertos es saber que pudieron ser peores. 
No empeores situaciones con perdones que no sientes. 
No demores esperas que las penas a penas ya sienten. 
Sé consciente o mantente consciente, 
que la conciencia es la ciencia de aquellos que se arrepienten. 
No me dejes con la palabra en la boca, ni la miel en los labios. 
Ni con falsas sonrisas que al final solo hacen daño. 
Me trataste como basura, y quizá tuvieras razón. 
Me sentía una mierda, pero te dejé y ya me siento mejor. 
Me diste la espalda y eras quien la guardaba antaño, 
no me digas que no sé lo que es el daño. 
Llevo años llorando a solas por las noches, 
cuando ni mi sombra es testigo del derroche
de las lágrimas perdidas y los náufragos hundidos 
en tu mar de mentiras, entre sábanas de amores no correspondidos. 
No finjas que me dejaste marchar, 
porque ambos sabemos que me fui sin avisar.
Miénteme a los ojos si te atreves, 
si eres capaz de seguir firme viéndome llorar entre luces de burdeles. 
Acabé siendo como nadie esperaba, 
respondiendo a preguntas que nadie formulaba. 
¿Loca?
 Lo confieso. 
Estoy loca por un beso, majareta, pierdo la cabeza por volver a sentir eso. 
Tú no me dejaste fría, estaba muerta. 
No me mires así, que mi cuerpo no está en oferta. 
Esperaste a que salieran gusanos de mi cabeza, 
pero salieron mariposas que frente a tu inmadurez ya bostezan. 
Harta me tenías de tener que ser la buena, 
de parar cada pelea poniendo mis principios en cuarentena. 
Quizá fue la esencia de mi musa en potencia 
lo que hace que hoy tus cadenas cedan ante mi demencia.
No me preguntes por qué hago esto, 
por que escribo textos, 
porque no estoy serena y me conformo con mi mundo perfecto. 
No me fabriqué unas alas para estar anclada a un suelo de cemento, 
los mejores consejos los guardo aquí dentro.
La vida es efímera: no dejes nada al azar, nada para mañana. 
Nada en manos de la persona equivocada.
No juzgues por prejuicios, no mires con los ojos, sigue tus instintos 
y verás que el mundo es distinto. 
Dejé de creer en las personas cuando me demostraron 
que, como los animales, fueron amaestrados. 
Tras unas normas, uniformes, reglas y porqués. 
Dejamos de ser libres desde que somos bebés.
Mírame a los ojos y dime que te arrepientes, 
abre la boca y deja de hablarme entre dientes. 
Nadie dijo que fuera fácil amarte, 
solo esperaba no ser solo la siguiente. 
Otra en tu lista de conquistas. 
Te dejé mi corazón sangrando en el suelo, como pista. 
Aun así te despistas y piensas que hay cien tías mejores. 
Pero ninguna que sienta como yo sentí, y lloré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario